Me comentaba Francisco que no ha
podido conseguir a alguien para el puesto que busca. Ya son tres personas que
pasan por esa posición y todas fracasan. “A todos les he explicado que tienen
que hacer, qué es lo que ofrecemos y cómo lo tienen que hacer. Todos tienen
buenas calificaciones. Pero, por alguna razón, no dan el resultado esperado. Parece
que no puedo transmitirles lo que quiero para es unidad”.
Es que Francisco no está
conectado con el gerente y tampoco con el equipo. Él les esta explicando,
primero, “qué” hay que hacer y, luego, “cómo” hay que hacerlo, pero no les esta
diciendo el “porqué”. No ha sido capaz de explicarles y embarcarlos en su
sueño. Cuando yo le pido que me diga por qué quiere ese nivel de servicio, él
me responde:
“Yo he tenido muy malas
experiencias de servicio como cliente, pero cuando un voz amable me resuelve el
problema, me cambia el humor, me mejora el día y me devuelve la confianza en la
empresa. Eso es lo que yo quiero de esa unidad. Quiero ser un referente, quiero
brindar un servicio en el que se pueda confiar y que haga de nuestra empresa
una marca querida”.
“¿Te das cuenta de que respondiendo
el por qué quedan claras tus profundas motivaciones?”, le pregunte a Francisco.
Ahí están los sentimientos y las creencias. Eso es lo que todos debemos hacer como líderes para inspirar a nuestro equipo:
buscar cuáles son nuestras razones para hacer lo que hacemos y luego,
entendiéndolas bien, podremos transmitirlas.
DIMENSIÓN SOÑADA
Un líder conecta mejor con la
gente que pueda creer en sus creencias y compartir sus sueños.
Muchas veces cometemos el error
de tratar de comprometer a la gente por lo que hacemos o por el cómo lo
hacemos, pero el equipo el equipo que te sigue por esas razones está siguiéndote
de manera racional y, en cuanto aparezca una actividad que le parezca mejor o
una empresa que le pague más, sus miembros se irán.
Pero si engancha al equipo con la
explicación del “porqué” se apunta no solo a lo racional sino a lo emocional, a
esa motivación trascendente nacida de saber que lo que se hace vale la pena, de
creer que el fin es bueno, de compartir un sueño.
Como líder, puedes contratar
gente por lo que haces (el producto o servicio), ella irá contigo por lo que le retribuyes y lo hará muy bien mientras la retribución (no solo monetaria) les satisfaga. Pero si ves la
chispa en los ojos de alguien que conecta con tu sueño, que quiere conseguirlo,
que comparte tu idea, que está en tu negocio porque quiere impactar la vida de
alguien, que está dispuesto a un compromiso a largo plazo, estás contratando a
un guerrero para tu causa. Es por eso que debes darle la bienvenida. Ese
trabajador será un buen compañero de travesía con el que podrás dar u recibir
confianza. Así estarás seguro de que buscan el mismo objetivo. Entonces – y solo
entonces – estás contratando a alguien que va a llevar a tu empresa a nuevas
dimensiones.
Por Susana Llosa
Gerente de Gestión y Desarrollo Humano
de INTERBAK
DATOS:
Susana Llosa, “Un Líder que
Conecta”, Revista “G” de Gestión, Edición Febrero de 2012. Pág. 15
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